jueves, 16 de agosto de 2018

Nuevo avance permitirá convertir el agua en combustible

Desarrollado por científicos estadounidenses, podría impulsar la sustitución del carbón y del petróleo


Investigadores del Caltech y del Berkeley Lab de EEUU han desarrollado un método que permite descubrir a "gran velocidad" materiales capaces de convertir el agua en combustible. El avance podría acelerar la sustitución del carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles por combustibles solares comercialmente viables.


Los llamados “combustibles solares” prometen. Están formados por materiales que pueden capturar y almacenar la energía solar en sus enlaces químicos para usarla cuando haga falta. 

En los últimos dos años, investigadores del Caltech y del Lawrence Berkeley National Laboratory (Berkeley Lab, de EEUU) han duplicado el número de materiales que pueden hacer ese papel. 

Lo han hecho gracias al desarrollo de un proceso que podría acelerar la sustitución del carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles por combustibles solares comercialmente viables. 

Cómo se desarrollan 

Los combustibles solares se crean utilizando sólo la luz solar, el agua y el dióxido de carbono (CO2). En la actualidad, los científicos están explorando una gama potenciales objetivos, desde el gas hidrógeno hasta los hidrocarburos líquidos. La producción de cualquiera de estos combustibles implica la división del agua. 

Cada molécula de agua está compuesta por un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno. En el proceso de elaboración de combustibles solares, los átomos de hidrógeno se extraen y luego se unen, para crear hidrógeno altamente inflamable, o se combinan con CO2 para crear combustibles hidrocarbonados, y así tener una fuente de energía abundante y renovable. 

El problema, sin embargo, es que las moléculas de agua no se rompen solo con que la luz del sol incida sobre ellas -si lo hicieran, los océanos no cubrirían la mayor parte de nuestro planeta-: Necesitan un poco de ayuda de un catalizador de energía solar.



Muchos fotoánodos 

Aquí es donde entran en juego los llamados fotoánodos, que son materiales capaces de dividir el agua usando la luz como fuente energética. 

En las últimas cuatro décadas, los especialistas han logrado identificar 16 de estos materiales fotoánodos. Lo que ha conseguido el equipo del Berkeley Lab,  dirigido por John Gregoire, con su nuevo método de alto rendimiento ha sido descubrir 12 nuevos fotoánodos prometedores en poco tiempo. 

Este nuevo método se ha desarrollado gracias a la combinación de ensayos computacionales y experimentales, primero extrayendo una base de datos de materiales para compuestos potencialmente útiles, revisándola en base a las propiedades de los materiales, y luego probando rápidamente a los candidatos más prometedores. 

Hasta ahora, los procesos de búsqueda de fotoánodos se habían realizado en pesados experimentos con compuestos individuales, en los que se evaluó su potencial uso en aplicaciones específicas.   
  
"Es emocionante encontrar 12 nuevos fotoanodos potenciales para la fabricación de combustibles solares, pero aún más para tener un nuevo gasoducto de descubrimiento de materiales en el futuro", explica Gregoire en un comunicado

Por otra parte, la investigación, que ha servido para comprender mejor el nivel básico de los materiales, ha revelado cómo diferentes opciones pueden producir materiales con propiedades diferentes, así como cómo "afinar" esas propiedades para hacer un mejor fotoanodo. 

"El avance clave del equipo fue combinar las mejores capacidades permitidas por la teoría y los supercomputadores con nuevos experimentos de alto rendimiento para generar conocimiento científico a un ritmo sin precedentes", concluye Gregoire.

martes, 7 de agosto de 2018

Un 'pegamento' metálico imita a las soldaduras a un coste mucho menor

Podría utilizarse en placas solares, tuberías y componentes de ordenador


Ingenieros de la Universidad Northeastern (Boston, EE.UU.) han diseñado un 'pegamento' metálico que posee las propiedades de las soldaduras, a un coste mucho menor. Está hecho de indio y de galio, y podría usarse para células solares, arreglar tuberías y para los componentes de computadoras.

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"Soñaban con encontrar una manera mejor de pegar cosas." Así nació la start-up de la Universidad Northeastern (Boston, Massachusetts) MesoGlue, creada por Hanchen Huang y dos de sus estudiantes de doctorado. 

Esas "cosas" son de todo tipo, desde la CPU de una computadora y una placa de circuito impreso hasta el vidrio y el filamento de metal de una bombilla. La "manera" de pegarlos es, sorprendentemente, una cola hecha de metal que cuaja a temperatura ambiente y requiere muy poca presión para sellar. "Es como una soldadura, pero sin el calor", dice Huang, que es profesor y director del Departamento de Ingeniería Mecánica e Industrial, en la información de la universidad. 

En un nuevo artículo, publicado en la edición de enero de Advanced Mate­rials & Processes, Huang y sus colegas describen sus últimos avances en el desarrollo del pegamento. ¿Soldar sin calor? Huang da más detalles. 

"Tanto metal como pegamento son términos familiares para la mayoría de la gente, pero su combinación es nueva y posible gracias a las propiedades únicas de nanovarillas infinitesimalmente pequeñas con núcleos de metal que hemos recubierto con el elemento indio en un lado y galio en el otro", explica. 

"Estas barras revestidas se disponen a lo largo de un sustrato como dientes sobre un peine inclinado: Hay un peine abajo y uno arriba. Entonces entrelazamos los dientes. Cuando el indio y galio se tocan, forman un líquido. El núcleo de metal de las varillas actúa para transformar el líquido en un sólido. El pegamento resultante proporciona la fuerza y ​​la conductancia térmica/eléctrica de un enlace metálico. Recientemente recibimos una nueva patente provisional para este desarrollo a través de la universidad".

Propiedades 

Sobre las propiedades de la cola, explica Huang: "El pegamento de polímero estándar no funciona a altas temperaturas o altas presiones, pero la cola metálica sí. El pegamento estándar no es un buen conductor de calor y/o electricidad, pero la cola metálica sí. Además, el pegamento estándar no es muy resistente a las fugas de aire o de gas, pero el pegamento metálico sí". 

"Procesos calientes como la soldadura pueden dar como resultado conexiones metálicas similares a las producidos con el pegamento metálico, pero cuestan mucho más. Además, la alta temperatura necesaria para estos procesos tiene efectos perjudiciales sobre componentes vecinos, tales como uniones en dispositivos semiconductores. Tales efectos pueden acelerar los fallos y no sólo aumentar el coste sino también resultar peligrosos para los usuarios". 

En cuanto a las aplicaciones, señala Huang: "Tiene múltiples aplicaciones, muchas de ellas en la industria electrónica. Como conductor de calor, puede reemplazar la grasa térmica que se utiliza actualmente, y como conductor eléctrico, puede reemplazar las soldaduras actuales. Productos concretos podrían ser células solares, instalaciones de tuberías y componentes para computadoras y dispositivos móviles".

Nuevo avance permitirá convertir el agua en combustible

Desarrollado por científicos estadounidenses, podría impulsar la sustitución del carbón y del petróleo


Investigadores del Caltech y del Berkeley Lab de EEUU han desarrollado un método que permite descubrir a "gran velocidad" materiales capaces de convertir el agua en combustible. El avance podría acelerar la sustitución del carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles por combustibles solares comercialmente viables.


Los llamados “combustibles solares” prometen. Están formados por materiales que pueden capturar y almacenar la energía solar en sus enlaces químicos para usarla cuando haga falta. 

En los últimos dos años, investigadores del Caltech y del Lawrence Berkeley National Laboratory (Berkeley Lab, de EEUU) han duplicado el número de materiales que pueden hacer ese papel. 

Lo han hecho gracias al desarrollo de un proceso que podría acelerar la sustitución del carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles por combustibles solares comercialmente viables. 

Cómo se desarrollan 

Los combustibles solares se crean utilizando sólo la luz solar, el agua y el dióxido de carbono (CO2). En la actualidad, los científicos están explorando una gama potenciales objetivos, desde el gas hidrógeno hasta los hidrocarburos líquidos. La producción de cualquiera de estos combustibles implica la división del agua. 

Cada molécula de agua está compuesta por un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno. En el proceso de elaboración de combustibles solares, los átomos de hidrógeno se extraen y luego se unen, para crear hidrógeno altamente inflamable, o se combinan con CO2 para crear combustibles hidrocarbonados, y así tener una fuente de energía abundante y renovable. 

El problema, sin embargo, es que las moléculas de agua no se rompen solo con que la luz del sol incida sobre ellas -si lo hicieran, los océanos no cubrirían la mayor parte de nuestro planeta-: Necesitan un poco de ayuda de un catalizador de energía solar.


Muchos fotoánodos 

Aquí es donde entran en juego los llamados fotoánodos, que son materiales capaces de dividir el agua usando la luz como fuente energética. 

En las últimas cuatro décadas, los especialistas han logrado identificar 16 de estos materiales fotoánodos. Lo que ha conseguido el equipo del Berkeley Lab,  dirigido por John Gregoire, con su nuevo método de alto rendimiento ha sido descubrir 12 nuevos fotoánodos prometedores en poco tiempo. 

Este nuevo método se ha desarrollado gracias a la combinación de ensayos computacionales y experimentales, primero extrayendo una base de datos de materiales para compuestos potencialmente útiles, revisándola en base a las propiedades de los materiales, y luego probando rápidamente a los candidatos más prometedores. 

Hasta ahora, los procesos de búsqueda de fotoánodos se habían realizado en pesados experimentos con compuestos individuales, en los que se evaluó su potencial uso en aplicaciones específicas.   
  
"Es emocionante encontrar 12 nuevos fotoanodos potenciales para la fabricación de combustibles solares, pero aún más para tener un nuevo gasoducto de descubrimiento de materiales en el futuro", explica Gregoire en un comunicado

Por otra parte, la investigación, que ha servido para comprender mejor el nivel básico de los materiales, ha revelado cómo diferentes opciones pueden producir materiales con propiedades diferentes, así como cómo "afinar" esas propiedades para hacer un mejor fotoanodo. 

"El avance clave del equipo fue combinar las mejores capacidades permitidas por la teoría y los supercomputadores con nuevos experimentos de alto rendimiento para generar conocimiento científico a un ritmo sin precedentes", concluye Gregoire.

Los cascos airbag para la bici podrían sustituir a los de espuma

Las pruebas indican que protegen seis veces mejor de las conmociones y lesiones cerebrales


Investigadores de Stanford (EE.UU.) están estudiando la capacidad de los cascos de bicicleta tipo airbag para proteger de conmociones y lesiones cerebrales. Aunque las pruebas no son tan específicas como desearían, el impacto es seis veces menor que con los tradicionales cascos de espuma.

El bioingeniero de la Universidad Stanford (California, EE.UU.) David Camarillo sabe muy bien que el ciclismo es la principal causa de conmociones y lesiones cerebral en el deporte o en actividades relacionadas con él, en Estados Unidos. 

Camarillo ha tenido dos conmociones cerebrales como resultado de accidentes de bicicleta. Aunque no duda que usar casco es mejor que no llevarlo, Camarillo piensa que los cascos tradicionales no protegen a los corredores tan bien como podrían. 

"Los cascos de bicicleta de espuma pueden, y se ha demostrado, reducir la probabilidad de fractura de cráneo y otras lesiones cerebrales más graves", dice Camarillo, profesor ayudante de bioingeniería en Stanford, en la información de la universidad. "Sin embargo, creo que muchos erróneamente creen que un casco de bicicleta está ahí para proteger contra una conmoción cerebral. Eso no es cierto." 

Sabiendo lo que sabe sobre los cascos de bicicleta tradicionales, Camarillo, cuyo laboratorio trabaja en la comprensión y la prevención de las conmociones cerebrales, decidió probar un nuevo tipo de casco que está empezando a estar disponible en algunos países europeos. Los resultados se publican en la revista Annals of Biomedical Engineering

El casco probado por Camarillo va en una bolsa blanda que se lleva alrededor del cuello. Salta, como un airbag, alrededor de la cabeza de una persona cuando detecta una posible colisión. Originalmente se diseñó porque a las personas no les gusta usar cascos por razones estéticas. 

Los investigadores compararon este casco airbag con los cascos de bicicleta tradicionales de espuma. Sus resultados fueron sorprendentes. 

"Llevamos a cabo pruebas de caída, que son las oficiales para evaluar los cascos de bicicleta, y nos encontramos con que los cascos airbag, con la presión inicial correcta, pueden reducir la aceleración de la cabeza cinco o seis veces más que un casco de bicicleta tradicional", dice Mehmet Kurt, investigador postdoctoral en el laboratorio de Camarillo. 

La prueba de caída consistió en poner los cascos en una cabeza de maniquí que contenía acelerómetros y soltarlo desde varias alturas sobre una plataforma de metal. 

Los investigadores soltaron los cascos desde un mínimo de 0,8 metros hasta un máximo de dos metros de altura y midieron su aceleración lineal al chocar contra el suelo.



Advertencia 

Camarillo dice que el gran tamaño del casco airbag en comparación con los cascos de espuma es probablemente la razón de su éxito. Al ser más grande, también puede ser más suave, lo que permite una caída más amortiguada. Sin embargo, esta amortiguación también tiene una desventaja potencial. En la prueba, el casco airbag fue pre-inflado y los investigadores maximizaron la presión del aire dentro del casco antes de cada caída. 

"Como sugiere nuestro trabajo, aunque los cascos airbag tienen el potencial de reducir los niveles de aceleración que se experimentan en un accidente de bicicleta, también se observa que la presión inicial del casco crucial para reducir estos niveles de aceleración", dice Kurt. 

Sin la cantidad máxima de aire, la cabeza podría golpear el suelo con mucha más fuerza que si llevara un casco de espuma tradicional. En las versiones actuales del casco airbag, la expansión la provoca un proceso químico, lo que no parece garantizar la presión de aire máxima. 

Aceleración lineal 

En este estudio, los investigadores midieron la aceleración lineal de la cabeza en caso de choque, que tiene que ver con el riesgo de fractura de cráneo y lesiones en la cabeza, pero no está relacionada directamente con el riesgo de conmoción cerebral. 

La investigación de la conmoción cerebral es un ámbito de rápido crecimiento, pero los expertos creen que la conmoción cerebral puede estar relacionada con el estiramiento angular del cerebro, que es más probable que sea causado por un movimiento de torsión que por un movimiento lineal. 

"Hay muchas teorías, pero la predominante es que, cuando la cabeza gira muy rápidamente, el tejido blando de dentro del cerebro se contorsiona y, en esencia, lo que se produce es un estiramiento de los axones, que son el cableado del cerebro", dice Camarillo. 

La prueba de caída utilizada en este estudio es la prueba estándar para cascos de bicicleta. Aunque pruebas más específicas de las fuerzas de rotación mejor nos dirían mejor cómo podrían proteger los cascos de la conmoción cerebral, Camarillo dice que, dada la gran ventaja que el casco airbag muestra en esta investigación, hay una gran probabilidad de que reduzca la probabilidad de conmoción cerebral en comparación con un casco de espuma. 

El casco airbag no está disponible en Estados Unidos, pero se vende en algunos países europeos. Es una innovación relativamente reciente y, en comparación, las normas y pruebas están muy atrás. 

Incluso para los cascos de espuma convencionales, las pruebas estándar no abordan algunos de los elementos que la ciencia indica que importan en relación con las lesiones cerebrales y los traumas en la cabeza, incluida la evaluación de las fuerzas de rotación y pruebas de caída de partes del casco que no sean la corona. 

El casco airbag plantearía problemas adicionales, incluyendo el hecho de que los cascos se prueban generalmente en una cabeza de maniquí sin cuello, que no podría usar ese casco. 

Los investigadores abordarán estas cuestiones, y si el casco sigue funcionando cayendo desde más arriba que lo estudiado hasta ahora. 

También pretenden trabajar en la fabricación de un casco inteligente. Ya se expande cuando detecta un impacto probable, pero quierejn que sea capaz de predecir la gravedad del impacto y compensar en consecuencia.

Cuando el bolsillo de la chaqueta te puede recargar el móvil

Científicos de la UCF crean filamentos que convierten la ropa en baterías


Un científico de la University of Central Florida (UCF, EEUU) ha desarrollado filamentos que cosechan y almacenan la energía del sol y que pueden ser tejidos en textiles. El invento podría convertir la ropa en baterías, y permitirnos recargar el móvil con solo meterlo en el bolsillo. Por Marta Lorenzo.


En Regreso al futuro II vimos a un Marty McFly calzarse unas zapatillas de deporte que se ataban solas. La empresa Nike ha creado algo parecido, las Nike HyperAdapt 1.0, que cuentan con un mecanismo con batería recargable en la parte inferior de las zapatillas para cerrarse de manera autónoma. 
  
Pero la inspiración que estas zapatillas han generado va más más allá, pues un científico del Centro de Tecnología y Nanociencia de la University of Central Florida (UCF, EEUU) llamado Jayan Thomas ha ideado a partir de ellas prendas que funcionen como baterías. Para ello ha desarrollado filamentos que cosechan y almacenan la energía del sol y que pueden ser tejidos en textiles. 

Para qué sirven 
  
Esencialmente, estos filamentos podrían colocarse en chaquetas y otras prendas de vestir para funcionar en ellas como baterías portátiles alimentadas con energía solar. 
  
Thomas y su equipo creen que esto, algún día, podría revolucionar la tecnología textil, y ayudarnos a todos, por ejemplo, a los soldados que en sus misiones ahora llevan cargas pesadas de baterías o a los adolescentes adictos a los mensajes de texto: El sistema permitiría cargar el móvil simplemente metiéndolo en el bolsillo. 

Gracias a una investigación previa, Thomas recibió el año pasado un premio R&D 100  -otorgado a las principales invenciones del año en todo el mundo- por el desarrollo de un cable que no sólo puede transmitir energía como un cable normal, sino también almacenar energía como una batería. 
  
El investigador también está trabajando en células solares semitransparentes que se pueden aplicar a las ventanas, permitiendo que pase algo de luz mientras se recoge la energía solar.

Cómo son los filamentos 
  
Thomas y sus colaboradores han desarrollado más concretamente unos filamentos con forma de cintas de cobre delgados, flexibles y ligeros. Estas cintas tienen una célula solar en un lado y capas de almacenamiento de energía en el otro. 

Los científicos compraron un pequeño telar de mesa y tejieron estas cintas en un cuadrado de hilo. A continuación, la prueba de concepto demostró que estos filamentos podían ser atados en chaquetas u otras prendas exteriores, para cosechar y almacenar energía para recargar el teléfono, sensores de salud personal y otros dispositivos tecnológicos. 
  
Otro de los usos potenciales de este sistema sería aplicarlo a los coches eléctricos, para que estos puedan generar y almacenar energía cada vez que están al sol. 

"Ese es el futuro. Lo que hemos hecho es demostrar que se puede hacer ", afirma Thomas. "Va a ser muy útil para el público en general”. 
  
Avances previos 
  
En 2015, investigadores de Diseño Industrial en la Universidad Brunel de Londres (Reino Unido) resolvían dos de los principales retos para la fabricación de artículos de ropa que funcionen como fuentes de energía para dispositivos. 

Por un lado, mejoraron la tecnología para producir “hilos” capaces de almacenar y suministrar suficiente energía para dichos aparatos. Por otro, abordaron las cuestiones de la producción en masa de estos hilos, y desarrollaron un proceso semi-automático. 
  
Todo esto se hizo dentro del programa Powerweave, patrocinado por la Unión Europea, que reúne a investigadores de siete países para producir textiles que puedan generar y almacenar energía. 
  
Además, hace cuatro años, la Universidad de Carolina del Sur (EE.UU.) demostró que introduciendo una sencilla camiseta de algodón en una solución de fluoruro, la celulosa se transforma en fibras de carbón activado, un material que mantiene la flexibilidad de la ropa pero además posee propiedades de condensador eléctrico, es decir, que puede almacenar carga eléctrica.

Crean la primera libélula ciborg

Un sistema electrónico acoplado al sistema nervioso permite controlar sus desplazamientos


Investigadores norteamericanos han desarrollado la primera libélula ciborg. Tiene incorporada una mochila electrónica acoplada a su sistema nervioso que permite a los científicos controlar sus desplazamientos, dirigir la polinización y vigilar ecosistemas frágiles. Todavía es un prototipo.


Investigadores norteamericanos han concebido un módulo electrónico miniaturizado que se acopla al sistema nervioso de una libélula y permite controlar sus desplazamientos. 
  
El dispositivo puede aplicarse a otros insectos voladores con la finalidad de utilizarlos para misiones de reconocimiento e incluso para dirigir la polinización, según se informa en un comunicado. 
  
 El proyecto, denominado DragonflEye, es como una pequeña mochila adherida al sistema nervioso de la libélula para poder controlar sus movimientos. 
  
El sistema se basa en la optogenética, una técnica de ingeniería que sirve para identificar las redes neuronales y estimular las células nerviosas gracias a una luz azul que activa una proteína llamada Channelrhodopsin, presente en las células neuronales. 
  
El dispositivo implica la utilización de fibra óptica para dirigir el haz luminoso hacia las neuronas, si bien esta fibra es demasiado dura para adaptarse al nervio que recorre el cuerpo de la libélula. 
  
Para superar esta dificultad, los ingenieros han desarrollado unos sensores ópticos (optodos) similares a los cables de fibra óptica, que son flexibles y que pueden difundir la luz aunque estén doblados. 
  
Estos optodos, según los investigadores, permiten una activación neuronal específica a distancia de la libélula, sin alterar los miles de neuronas vecinas a las neuronas seleccionadas. 
  
Además, las libélulas ciborg resultado de este trabajo han sufrido una modificación genética para que las neuronas que controlan las funciones motoras del insecto reaccionen a la proteína llamada rodopsina, sensible a la luz. 
  
Los investigadores consideran que este sistema es más suave que otros sistemas de control de insectos basados en la estimulación eléctrica. 
  
El dispositivo electrónico es suficientemente pequeño que puede ser instalado sobre el abdomen de una libélula o de una abeja. La energía necesaria para alimentar el dispositivo se obtiene mediante células fotovoltaicas, de tal forma que la mochila tiene autonomía para cubrir misiones de larga duración. 
  
No obstante, los investigadores pretenden todavía mejorar este dispositivo, para hacerlo más ligero.

Primeras pruebas 
  
Aunque el sistema es todavía un prototipo, los investigadores van a desarrollar diferentes experimentos para probar en la práctica la capacidad del sistema para controlar el vuelo de una libélula. 
  
En una primera fase, utilizarán la libélula para recoger datos sobre el movimiento de sus alas, con la finalidad de desarrollar posteriormente un algoritmo de regulación de vuelo que pueda ser incorporado al dispositivo electrónico.
  
A continuación, los investigadores comenzarán a usar la estimulación óptica para conducir a distancia el vuelo de la libélula. La idea final es programar misiones de vuelo que el insecto seguirá después de forma autónoma. 
  
El objetivo final de esta tecnología es usarla no sólo en libélulas, sino también en otros insectos voladores más pequeños, como las abejas, que podrían realizar misiones de polinización dirigida. También podrían ser utilizados para vigilar cambios ambientales en ecosistemas frágiles, según los investigadores.

Una nueva tecnología otorga visión de águila a los drones

Es un sistema miniaturizado que incorpora 4 lentes del tamaño de un grano de sal impresas en 3D


Un dispositivo que incorpora 4 lentes del tamaño de un grano de sal impresas en 3D otorgará a los drones, robots y cámaras fotográficas una visión similar a la de un águila. El dispositivo involucra una técnica llamada foveated imaging, que permite incluir con nitidez incluso el punto muerto de un campo de visión.


Científicos europeos han creado una especie de globo ocular artificial que puede ser incorporado en cámaras, sensores, robots  y drones, y dotarles de una visión similar a las que tienen las águilas. 

Tal como explica la revista Seeker, se estima que las aves de presa como las águilas o los halcones tienen una visión al menos cinco veces más precisa que los humanos. Un águila puede detectar un conejo en el suelo a 3,2 kilómetros. Ese es el equivalente, para los seres humanos, a detectar una hormiga en el suelo desde la parte superior de un edificio de 10 pisos. 

Lo que han hecho los científicos europeos es desarrollar un sistema miniaturizado de lentes inspirado en la visión del águila, que potencialmente puede dar a los drones de vigilancia el tipo de visión previamente restringida al reino animal. 

Publicada esta semana en la revista Science Advances, la investigación involucra una técnica llamada foveated imaging, que permite incluir con nitidez incluso el punto muerto de un campo de visión, según informa la Universidad de Stuttgart en un comunicado

Foveated imaging es una técnica usada en imagen informática que designa una estrategia de cálculo que optimiza la calidad gráfica. Se llama así por la fóvea, el área de la retina donde se enfocan los rayos luminosos y se encuentra especialmente capacitada para la visión del color. 

"Si nos fijamos en la evolución, la visión foveateda es común en las aves de rapiña", explica el investigador Simon Thiele. "Parece dar una ventaja especialmente para la observación cuando el pájaro tiene que ser consciente de su entorno, pero al mismo tiempo obtener un máximo de información sobre un punto de interés".

Minúsculas e impresas en 3D 

Mientras que los lentes de zoom tradicionales también pueden lograr una alta resolución, la tecnología de imagen “foveateda” tiene otros dos beneficios importantes. Por un lado, estas lentes son pequeñas, del tamaño de un grano de sal. En segundo lugar, pueden ser impresas en 3D de una manera que hace que todo el aparato de la cámara sea mucho más barato de construir. 

Simon Thiele y sus colegas de la Universidad de Stuttgart han creado esta mini cámara fotográfica incorporándole 4 lentes impresas en 3D. Cada lente tiene una longitud focal que va de los 20 grados a los 70 grados. 

La superposición de imágenes creada por cada lentilla permite obtener una imagen “foveada”  con una gran resolución central.  La evaluación del aparato ha mostrado una mejora significativa en la nitidez de la parte central de la imagen, comparando dos imágenes, una obtenida mediante un sistema de varias lentillas, y otra obtenida con una sola lentilla. 

Las modificaciones futuras podrían permitir integrar un revestimiento anti-reflectante y reducir el tiempo de fabricación para una producción comercial, según los investigadores. 

El nuevo dispositivo podría potencialmente superar a una cámara convencional implantada en un microdron o al sensor de visión de un brazo robótico, según los investigadores. 

Además de los drones, la tecnología también tiene aplicaciones potenciales en los campos médicos e industriales,  dondequiera que una cámara muy pequeña necesite enfocarse con precisión.