Un circuito cerebral único les permite realizar tareas complejas.
Científicos canadienses han descubierto el secreto de la inteligencia de los loros: tienen un circuito cerebral único parecido al de los primates que les permite realizar tareas complejas. Un descubrimiento que ayuda a entender mejor al cerebro humano.
Los loros siempre han manifestado una inteligencia sorprendente. Son capaces de usar herramientas, de resolver problemas, de comprender conceptos matemáticos e incluso de “hablar”.
Ahora, investigadores canadienses han desvelado este secreto de la inteligencia de loros: tienen un circuito cerebral único que es parecido al que se encuentra en el cerebro de los primates. Aquí radica la explicación de su particular inteligencia.
La explicación se ha obtenido a través del estudio de 98 muestras de cerebros de aves, incluidos loros, búhos, gallinas y colibríes. Los científicos, pertenecientes a las universidades de Alberta y de Lethbridge, que posee una de las colecciones de cerebros de aves más grandes del mundo, querían determinar si los loros tienen más desarrollados los núcleos pontinos, las células nerviosas situadas en la porción basilar de la protuberancia o puente troncoencefálico.
Estos núcleos forman un circuito neuronal que, en humanos y otros primates, transfiere información entre dos áreas del cerebro: la corteza, que rige la información sensorial y otras funciones superiores, y el cerebelo, que es responsable de las funciones motoras.
Humanos y los primates tienen grandes núcleos pontinos, por lo que se cree que esta estructura cerebral ampliada desempeña un papel importante en la inteligencia superior.
Sistema paralelo
Sin embargo, el análisis comparativo del cerebro de los loros en relación con el de otras aves permitió establecer que no tienen grandes núcleos pontinos. En todas las aves, incluidos los loros, esta región del cerebro es muy pequeña.
Pero los loros destacaban de las demás aves por otra particularidad: tenían otra región del cerebro más grande. Se trata del así llamado medial spiriform nucleus (SpM), un circuito que no existe en los mamíferos pero que en las aves realiza una función parecida a la de los núcleos pontinos: comunica la corteza cerebral con el cerebelo.
"El SpM es de dos a cinco veces más grande en loros que en otras aves, como las gallinas", explica Cristian Gutiérrez-Ibáñez, uno de los autores de esta investigación, en un comunicado.
Doug Wylie, otro de los investigadores, añade que el SpM realiza la misma función que los núcleos pontinos en mamíferos, aunque se encuentra en una parte diferente del cerebro. "Este lazo entre la corteza y el cerebelo es importante para la planificación y ejecución de comportamientos sofisticados", precisa Wylie.
Conexiones similares
Esta correspondencia de conexiones neuronales entre los cerebros de loros y primates podría explicar por qué los loros pueden realizar tareas complejas similares a las de los primates. Por ejemplo, cuando abren una semilla usando picos y garras, replican lo que hacen los primates cuando usan sus manos.
En ambos casos, habilidades motoras y la inteligencia se despliegan merced a conexiones cerebrales similares, si bien se producen en lugares diferentes en el cerebro de los primates que en el cerebro de los loros. Pero el resultado es equivalente.
Gutiérrez-Ibáñez señala al respecto que, al igual que los primates, los loros han desarrollado un área ampliada que conecta la corteza y el cerebelo. "Este es otro ejemplo fascinante de convergencia entre loros y primates", dijo. "Comienza con comportamientos sofisticados, como el uso de herramientas y la autoconciencia, y también se refleja en el cerebro. Cuanto más observamos los cerebros, más similitudes vemos".
Este descubrimiento plantea la necesidad de conocer mejor cómo se produce este proceso en los núcleos pontinos de los seres humanos. "Podría ofrecernos una mejor comprensión de cómo funcionan nuestros cerebros humanos", concluye Gutiérrez-Ibañez.
lunes, 30 de julio de 2018
Crean un coche inteligente que lee las señales cerebrales del conductor
Reduce el tiempo de ejecución de una orden cerebral para optimizar la conducción.
Un sistema capaz de leer las señales cerebrales de un conductor y de transmitirlas a un vehículo en marcha ha sido desarrollado por investigadores suizos y aplicado con éxito a un prototipo de automóvil. El sistema aprovecha la ventaja de 200-500 milisegundos que tarda la señal del cerebro en llegar a convertirse en movimiento para optimizar la conducción.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana y del fabricante japonés de coches Nissan han conseguido por primera vez leer las señales eléctricas del cerebro de un conductor antes de sus futuras acciones y de transmitirlas a un vehículo en marcha para optimizar la conducción.
José del R. Millán, catedrático en el área de interfaces cerebro-máquina en la Escuela Politécnica Federal de Lausanao (EPFL) y director de la Defitech Chair In Brain-Machine Interface (CNBI), ha dirigido al equipo técnico que ha logrado leer las indicaciones cerebrales que se producen durante la conducción, señalando al piloto que frene, acelere o cambie de carril, y transmitirlas a un vehículo en marcha.
Gracias a los pocos milisegundos que se sitúan entre la orden cerebral y la ejecución manual, el coche inteligente puede facilitar la conducción y anticipar una frenada o un viraje, antes incluso de que la indicación del cerebro llegue a las manos o los pies del conductor.
Como el coche está dotado también de detectores del entorno, esta nueva capacidad va a ayudar a los conductores en las condiciones complicadas del tráfico rodado, según los investigadores.
Las señales cerebrales del conductor, que se producen en la corteza motora y frontal del cerebro, se detectan gracias a un casco de electroencefalografía (EEG) dotado de captores. Estas señales se transmiten al vehículo inteligente, que las interpreta y actúa en consecuencia teniendo en cuenta las informaciones captadas por los sensores ambientales del vehículo, que son imperceptibles para el conductor.
José del R. Millán explica en un comunicado que, si llegamos a un semáforo que se ha puesto en rojo y por lo tanto vamos a frenar, el vehículo va a aprovechar la ventaja de 200-500 milisegundos para comenzar la frenada antes de lo que lo haría el conductor y facilitar así la conducción.
Y al revés, prosigue Millán, si al llegar al semáforo en rojo el cerebro del conductor no muestra síntomas de reducir la velocidad, el vehículo le advertirá de que el semáforo está en rojo, para asegurarse de que está informado. El vehículo sabe que el semáforo se ha puesto en rojo por los sensores ambientales.
Sistema personalizado
Millán añade: “nuestros ojos están constantemente en movimiento para observar lo que pasa a nuestro alrededor, pero no todo lo que observamos es pertinente o importante. Nosotros buscamos detectar las señales cerebrales que indican que tal objeto o situación ha llamado nuestra atención y que deben ser tenidas en cuenta por el vehículo.”
Otra ventaja adicional del sistema es su personalización. Dado que cada persona genera diferentes modelos de señales cerebrales, el sistema del vehículo aprenderá de las reacciones cerebrales del conductor y personalizará su comportamiento.
Guardará en su memoria los trayectos y costumbres, así como la forma de conducir, para adaptarse y anticipar movimientos en función de la personalidad de cada conductor usuario del sistema.
Por este motivo, el sistema cerebro-máquina de estos coches japoneses no sólo ayudará en la conducción, sino que también la personalizará para que el vehículo esté adaptado a cada conductor.
Incluso los parámetros del vehículo podrán adaptarse a sus preferencias de forma transparente: podrá descubrir un desacuerdo del conductor con el estilo de conducción y cambiarlo al preferido por el conductor, por ejemplo del modo deportivo al modo confort y relax.
Integrado en un prototipo
El sistema ya ha sido integrado con éxito en un prototipo del fabricante japonés, que lo ha ajustado en el marco de su Senior Innovation Research Program con el apoyo del CNBI.
El equipo de José del R. Millán desarrolla desde hace muchos años los conocimientos científicos necesarios para detectar y utilizar las señales cerebrales y controlar los objetos de nuestro entorno.
Además de colaborar con el fabricante japonés de automóviles en materia de tecnología de apoyo a la conducción, el equipo del CNBI ha desarrollado también tecnologías para la asistencia a personas con discapacitadas motoras, que impiden la realización de ciertos movimientos, el desplazamiento de las personas y su autonomía.
Un sistema capaz de leer las señales cerebrales de un conductor y de transmitirlas a un vehículo en marcha ha sido desarrollado por investigadores suizos y aplicado con éxito a un prototipo de automóvil. El sistema aprovecha la ventaja de 200-500 milisegundos que tarda la señal del cerebro en llegar a convertirse en movimiento para optimizar la conducción.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana y del fabricante japonés de coches Nissan han conseguido por primera vez leer las señales eléctricas del cerebro de un conductor antes de sus futuras acciones y de transmitirlas a un vehículo en marcha para optimizar la conducción.
José del R. Millán, catedrático en el área de interfaces cerebro-máquina en la Escuela Politécnica Federal de Lausanao (EPFL) y director de la Defitech Chair In Brain-Machine Interface (CNBI), ha dirigido al equipo técnico que ha logrado leer las indicaciones cerebrales que se producen durante la conducción, señalando al piloto que frene, acelere o cambie de carril, y transmitirlas a un vehículo en marcha.
Gracias a los pocos milisegundos que se sitúan entre la orden cerebral y la ejecución manual, el coche inteligente puede facilitar la conducción y anticipar una frenada o un viraje, antes incluso de que la indicación del cerebro llegue a las manos o los pies del conductor.
Como el coche está dotado también de detectores del entorno, esta nueva capacidad va a ayudar a los conductores en las condiciones complicadas del tráfico rodado, según los investigadores.
Las señales cerebrales del conductor, que se producen en la corteza motora y frontal del cerebro, se detectan gracias a un casco de electroencefalografía (EEG) dotado de captores. Estas señales se transmiten al vehículo inteligente, que las interpreta y actúa en consecuencia teniendo en cuenta las informaciones captadas por los sensores ambientales del vehículo, que son imperceptibles para el conductor.
José del R. Millán explica en un comunicado que, si llegamos a un semáforo que se ha puesto en rojo y por lo tanto vamos a frenar, el vehículo va a aprovechar la ventaja de 200-500 milisegundos para comenzar la frenada antes de lo que lo haría el conductor y facilitar así la conducción.
Y al revés, prosigue Millán, si al llegar al semáforo en rojo el cerebro del conductor no muestra síntomas de reducir la velocidad, el vehículo le advertirá de que el semáforo está en rojo, para asegurarse de que está informado. El vehículo sabe que el semáforo se ha puesto en rojo por los sensores ambientales.
Sistema personalizado
Millán añade: “nuestros ojos están constantemente en movimiento para observar lo que pasa a nuestro alrededor, pero no todo lo que observamos es pertinente o importante. Nosotros buscamos detectar las señales cerebrales que indican que tal objeto o situación ha llamado nuestra atención y que deben ser tenidas en cuenta por el vehículo.”
Otra ventaja adicional del sistema es su personalización. Dado que cada persona genera diferentes modelos de señales cerebrales, el sistema del vehículo aprenderá de las reacciones cerebrales del conductor y personalizará su comportamiento.
Guardará en su memoria los trayectos y costumbres, así como la forma de conducir, para adaptarse y anticipar movimientos en función de la personalidad de cada conductor usuario del sistema.
Por este motivo, el sistema cerebro-máquina de estos coches japoneses no sólo ayudará en la conducción, sino que también la personalizará para que el vehículo esté adaptado a cada conductor.
Incluso los parámetros del vehículo podrán adaptarse a sus preferencias de forma transparente: podrá descubrir un desacuerdo del conductor con el estilo de conducción y cambiarlo al preferido por el conductor, por ejemplo del modo deportivo al modo confort y relax.
Integrado en un prototipo
El sistema ya ha sido integrado con éxito en un prototipo del fabricante japonés, que lo ha ajustado en el marco de su Senior Innovation Research Program con el apoyo del CNBI.
El equipo de José del R. Millán desarrolla desde hace muchos años los conocimientos científicos necesarios para detectar y utilizar las señales cerebrales y controlar los objetos de nuestro entorno.
Además de colaborar con el fabricante japonés de automóviles en materia de tecnología de apoyo a la conducción, el equipo del CNBI ha desarrollado también tecnologías para la asistencia a personas con discapacitadas motoras, que impiden la realización de ciertos movimientos, el desplazamiento de las personas y su autonomía.
EL METABOLISMO NO TIENE LA CULPA DE QUE GANEMOS PESO CON LA EDAD
El metabolismo es el villano perfecto. El chivo expiatorio al que culpar de todos nuestros males, entre ellos la ganancia de peso que casi todo el mundo experimenta con el paso de los años.
Es cierto que a partir de los 30 años el metabolismo se ralentiza algo, pero esa no es la principal causa de nuestro problema con el sobrepeso.
Tal y como explican los especialistas del National Institutes of Health, un organismo dependiente del Departamento de Salud de Estados Unidos, las personas poseemos una capacidad para regular el apetito que se va perdiendo con la edad. Esa sería una de las causas.
Cuanto mayores somos peor controlamos nuestro apetito. Pero la causa principal sigue siendo la falta de actividad física. Las personas tendemos a movernos menos conforme vamos cumpliendo años. Y esa reducción en la cantidad diaria de ejercicio físico, no va acompañada de cambios en la dieta. Lo que implica que quememos menos calorías mientras seguimos comiendo la misma cantidad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los expertos del National Institutes of Health, afirman que los supuestos trucos para intentar acelerar el metabolismo para quemar más calorías (entre los que figuran tomar más café, te verde, o sustancias picantes), realmente no funcionan y no nos van a ayudar a perder peso.
Fuente: ScienceAlert.
Es cierto que a partir de los 30 años el metabolismo se ralentiza algo, pero esa no es la principal causa de nuestro problema con el sobrepeso.
Tal y como explican los especialistas del National Institutes of Health, un organismo dependiente del Departamento de Salud de Estados Unidos, las personas poseemos una capacidad para regular el apetito que se va perdiendo con la edad. Esa sería una de las causas.
Cuanto mayores somos peor controlamos nuestro apetito. Pero la causa principal sigue siendo la falta de actividad física. Las personas tendemos a movernos menos conforme vamos cumpliendo años. Y esa reducción en la cantidad diaria de ejercicio físico, no va acompañada de cambios en la dieta. Lo que implica que quememos menos calorías mientras seguimos comiendo la misma cantidad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los expertos del National Institutes of Health, afirman que los supuestos trucos para intentar acelerar el metabolismo para quemar más calorías (entre los que figuran tomar más café, te verde, o sustancias picantes), realmente no funcionan y no nos van a ayudar a perder peso.
Fuente: ScienceAlert.
UN NUEVO FÁRMACO CONTRA LA CALVICIE
En una serie de experimentos con ratones, un grupo de investigadores del Instituto Johns Hopkins, liderados por Subroto Chatterjee, utilizaron un compuesto experimental para revertir con éxito la caída del cabello, el blanqueamiento del cabello y la inflamación de la piel.
Al menos en ratones. Los investigadores dicen que el compuesto detiene la producción de ciertas grasas llamadas glicoesfingolípidos, o GSL, que son componentes principales de la piel y otras membranas celulares. La investigación, publicada en Scientific Reports, demuestra que los ratones alimentados con una dieta alta en grasas y colesterol tienen más probabilidades de tener decoloración del cabello de negro a gris y a blanco, pérdida de cabello extensa e inflamación de la piel.
Alimentar a estos animales con el compuesto, sin embargo, parece revertir dichos síntomas. Los investigadores advierten que tales resultados en ratones no significan que los mismos efectos ocurrirían en las personas, y no hay evidencia en este momento de que los compuestos que usaron sean seguros para las personas.
Pero los hallazgos, añaden, arrojan luz sobre posibles vías para abordar la pérdida de cabello y las heridas de la piel en humanos mediante medicamentos orales o tópicos. "Se necesita más investigación – explica Chatterjee en un comunicado –, pero nuestros hallazgos son prometedores para usar algún día el medicamento que desarrollamos para enfermedades de la piel como la psoriasis y las heridas resultantes de la diabetes o la cirugía plástica”.
Al menos en ratones. Los investigadores dicen que el compuesto detiene la producción de ciertas grasas llamadas glicoesfingolípidos, o GSL, que son componentes principales de la piel y otras membranas celulares. La investigación, publicada en Scientific Reports, demuestra que los ratones alimentados con una dieta alta en grasas y colesterol tienen más probabilidades de tener decoloración del cabello de negro a gris y a blanco, pérdida de cabello extensa e inflamación de la piel.
Alimentar a estos animales con el compuesto, sin embargo, parece revertir dichos síntomas. Los investigadores advierten que tales resultados en ratones no significan que los mismos efectos ocurrirían en las personas, y no hay evidencia en este momento de que los compuestos que usaron sean seguros para las personas.
Pero los hallazgos, añaden, arrojan luz sobre posibles vías para abordar la pérdida de cabello y las heridas de la piel en humanos mediante medicamentos orales o tópicos. "Se necesita más investigación – explica Chatterjee en un comunicado –, pero nuestros hallazgos son prometedores para usar algún día el medicamento que desarrollamos para enfermedades de la piel como la psoriasis y las heridas resultantes de la diabetes o la cirugía plástica”.
jueves, 26 de julio de 2018
La madera aplastada es más fuerte que el acero
Si se comprime y se eliminan algunos de sus polímeros, la madera puede multiplicar su resistencia diez veces.
Un baño químico y un prensado en caliente pueden transformar la madera en un material más resistente que el acero, según un estudio. El proceso, y otros similares, podrían transformar este material humilde en una alternativa ecológica al uso de plásticos y metales en la fabricación de automóviles y edificios.
«Se trata de un nuevo tipo de materiales con un gran potencial», explica Li Teng, investigador de la Universidad de Maryland y coautor del trabajo, publicado el 7 de febrero en la revista Nature.
Los intentos de fortalecer la madera se remontan décadas atrás. Algunos esfuerzos se centraron en sintetizar nuevos materiales mediante la extracción de nanofibras de la celulosa, el duro polímero natural de las células tubulares que canalizan el agua a través del tejido vegetal.
El equipo de Li tomó un enfoque diferente: los investigadores se centraron en modificar la estructura porosa de la madera natural. Primero, hirvieron diferentes tipos de madera, incluida la de roble, en una solución de hidróxido de sodio y sulfito de sodio durante siete horas. Ese tratamiento dejó intacta casi toda la celulosa, pero creó más huecos en la estructura de madera mediante la eliminación de algunos de los compuestos circundantes. Entre ellos, la lignina, un polímero que aprisiona la celulosa.
A continuación, al estilo de una sandwichera, presionaron el bloque a 100 grados centígrados durante todo un día. El resultado: un tablón de madera con una quinta parte del espesor, pero tres veces más denso que la madera natural, y 11,5 veces más resistente. Los intentos anteriores para densificar la madera habían mejorado su resistencia en un factor de aproximadamente entre tres y cuatro.
El microscopio electrónico de barrido reveló que el último proceso aplastaba los tubos de celulosa hasta que se arrugaban y se entrelazaban. «Todas las nanofibras se alinean en la dirección de crecimiento", explica Hu Liangbing, investigador de la Universidad de Maryland que formó parte del equipo.
Para evaluar la dureza del material, el equipo disparó perdigones con una pistola balística de aire comprimido, método que habitualmente se utiliza para poner a prueba la resistencia al impacto en vehículos militares. Cinco capas del material laminado juntas (solo 3 milímetros de grosor en total) pudieron detener un proyectil de acero de 46 gramos que viajaba a unos 30 metros por segundo.
Es una velocidad mucho más lenta que los varios de cientos de metros por segundo en los que viaja una bala, aclara Hu, pero es comparable a la velocidad a la que un automóvil podría moverse antes de una colisión, lo que convierte este nuevo material en adecuado para su uso en vehículos.
Cuestión de fuerza
Algunos investigadores indican que los hallazgos no les convencen, si se tienen en cuenta los métodos de densificación ya existentes. Fred Kamke, investigador de la Universidad Estatal de Oregon, aclara que incluso sin eliminar la lignina, existen otras técnicas - como la aplicación de altas temperaturas, vaporización de la madera antes del tratamiento y el tratamiento con resinas- con las que se pueden lograr la mayor parte del aumento alcanzado con la nueva técnica. «Estos otros métodos son probablemente mucho menos costosos que una ebullición de siete horas en una disolución cáustica», añade. En sus propios experimentos, 24 capas de madera densificada sin tratamiento químico pudieron detener una bala de 9 milímetros.
Michaela Eder, investigadora del Instituto Max Planck de Coloides e Interfaces en Potsdam, señala que comprimir la madera para aumentar su densidad seguro que mejora su resistencia, pero no está claro cuánto contribuye a ello el enredo de las nanofibras. Hu y Li argumentan que las simulaciones de su equipo sugieren que el aumento de fuerza se debe al efecto de los puentes de hidrógeno que se forman cuando las nanofibras se enredan. Sus trabajos anteriores así lo demuestran. En ellos, extrajeron nanofibras de madera para crear un papel 40 veces más fuerte y 130 veces más resistente que el habitual, pero con solo un modesto aumento de su densidad. Esto sugiere que la unión de las fibras de incrementó su fuerza, aseguran autores.
El estudio reciente sigue la línea de otro trabajo publicado en enero, en el que los investigadores eliminaron toda la lignina y comprimieron el material a temperatura ambiente, lo que incrementó su fuerza tres veces.
Hu explica que el principal hallazgo de su estudio radica en que la eliminación de la cantidad correcta de lignina es clave para maximizar el rendimiento. En los experimentos de su equipo, la eliminación excesiva de este polímero dio como resultado una madera menos densa y más quebradiza, lo que sugiere que dejar algo de lignina es útil para unir las fibras de celulosa cuando se presionan en caliente. La madera más fuerte se consiguió eliminando alrededor del 45 por ciento de la lignina.
«Veo mucho potencial en esta nueva dirección», opina Eder, refiriéndose a ambos estudios. «Sobre todo me gusta el hecho de que están intentando utilizar las propiedades inherentes de la madera. Es un material fantástico para investigar y mejorar».
¿Es el déjà-vu una premonición?
Demuestran que el sentimiento de precognición, que acompaña la sensación difusa de haber vivido una situación en el pasado, no es real, aunque lo parezca.
La mayoría de las personas han experimentado alguna vez la sensación difusa, o déjà-vu, de haberdéjà-vu? Ahora, Anne M. Cleary y Alexander B. Claxon, de la Universidad Estatal de Colorado, han demostrado que este sentimiento de premonición es solo una intuición.
vivido con anterioridad una situación nueva. Algunos incluso creen saber qué ocurrirá en dicha escena. Pero, ¿es real? ¿Podemos vislumbrar el futuro mediante el fenómeno de
La sensación de déjà-vu no es sencilla de estudiar, pues provocar su aparición es difícil. Por esta razón, los científicos desarrollaron un método de realidad virtual basado en el videojuego «Los Sims», donde el individuo se halla inmerso en la escena. Cuando un paisaje o habitación presenta la misma distribución que un lugar conocido, cuyo recuerdo el cerebro no es capaz de recuperar, favorece la experiencia del déjà-vu. Así pues, Cleary y Claxon usaron dicho parecido entre los dos ambientes como estímulo para inducir el fenómeno.
Los participantes del estudio, publicado por la revista Psychological Science, reportaron ser capaces de sentir no solo el déjà-vu, sino también el presentimiento que, en ocasiones, lo acompaña. Sin embargo, los resultados demostraron que dicha habilidad precognitiva no era real.
Durante los experimentos, los sujetos visionaron una primera serie de videos cuya escena final podía localizarse a izquierda o derecha. A continuación, visualizaron ambientes parecidos, pero no iguales, a los anteriores. Antes de finalizar, no obstante, debieron predecir hacía qué lado giraría la cámara. Según los datos, la probabilidad de elegir correctamente la dirección fue del 50 por ciento, es decir, igual que si hubieran escogido al azar.
Para los investigadores la conclusión parece clara: en una situación de déjà-vu, aunque las personas crean saber qué sucederá a continuación, en realidad lo desconocen. El trabajo también confirma otra hipótesis de Cleary: la semejanza o familiaridad sería el origen del sentimiento de déjà-vu. El cerebro reconocería el parecido entre un ambiente conocido y uno nuevo. Ello desencadenaría la sensación de haber estado allí, aun sin recordar el cuándo y el porqué. Un proceso similar al fenómeno de intentar evocar algo, «tenerlo en la punta de la lengua», mas no caer en ello, concluyen los científicos.
El sedentarismo también influye en nuestro cerebro
Existe una relación entre permanecer sentados mucho tiempo y el adelgazamiento de un área cerebral que almacena nuestros recuerdos.
Se sabe desde hace tiempo que permanecer sentados durante largos períodos –por ejemplo, ocho horas diarias- es un hábito perjudicial para la salud. Los estudios han mostrado que este comportamiento se relaciona con problemas como la diabetes y la obesidad; incluso con un aumento en el riesgo de morir. Justo cuando pensábamos que todo lo malo sobre pasar el día sentados en la casa o la oficina había sido dicho, entra en juego el cerebro.
Permanecer sentado durante largos períodos está relacionado con el adelgazamiento de una zona del cerebro conocida como lóbulo temporal medial. La investigación, publicada hace unos días en la revista PLOS ONE utilizó una técnica de imagen cerebral de alta resolución para evaluar la estructura del cerebro de personas entre 45 y 75 años. En concreto, los científicos analizaron el lóbulo temporal medial. Esta área del cerebro se ubica detrás de nuestros oídos y está encargada de almacenar los recuerdos de hechos y eventos (el primer beso, el día de la graduación o el cumpleaños de un hermano), es decir, nuestra memoria episódica.
Investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) encontraron que quienes pasaban más horas al día sentados tenían lóbulos temporales mediales más delgados. No obstante, el estudio no demuestra que permanecer sentado mucho tiempo causa que el cerebro se encoja, sino que hay una relación entre el número de horas que se está sentado y el tamaño de esta zona del cerebro.
Según un comunicado de la UCLA, el adelgazamiento del lóbulo temporal medial puede ser un precursor del déficit cognitivo y de la demencia en adultos. En el proceso de envejecimiento es común observar que esta región se adelgaza, de manera que se produce una pérdida de la memoria episódica. Así pues, los resultados servirían para diseñar intervenciones que mejoren la salud cognitiva de adultos y ancianos. Por ejemplo, reduciendo el sedentarismo.
Una sorpresa más: los investigadores también encontraron que realizar actividad física, incluso con frecuencia, resulta insuficiente para contrarrestar los efectos negativos de permanecer sentado mucho tiempo. Por tanto, la recomendación es: pase menos tiempo sentado en el escritorio, levántese de la silla por algunos minutos y muévase.
Los músculos de niños y atletas son muy parecidos
Sin embargo, los infantes presentan mayor resistencia a la fatiga muscular y capacidad de recuperación tras un esfuerzo intenso.
Jugar, correr, saltar y vuelta a empezar. ¿Por qué parece que los niños no se cansan nunca? Con seguridad, esta pregunta habrá pasado por la mente de padres, madres y cuidadores en más de una ocasión.
Jugar, correr, saltar y vuelta a empezar. ¿Por qué parece que los niños no se cansan nunca? Con seguridad, esta pregunta habrá pasado por la mente de padres, madres y cuidadores en más de una ocasión.
Sin embargo, la inagotable energía de los infantes podría tener una explicación científica. Según Sébastien Ratel y sus colaboradores, de la Universidad Clermont-Auvernia en Francia, los pequeños presentarían igual, o incluso mayor, resistencia a la fatiga muscular que los atletas altamente entrenados.
En el estudio, publicado por la revista Frontiers in Physiology, participaron 12 chicos preadolescentes, de entre 8 y 12 años de edad, junto con 25 jóvenes veinteañeros: 12 sin hábitos de ejercicio regular y 13 deportistas de élite.
Los sujetos, todos varones, realizaron entrenamientos de alta intensidad en una bicicleta estática y los científicos evaluaron el modo en que su cuerpo producía energía. Los resultados mostraron que el metabolismo de los adultos no entrenados era anaeróbico. Es decir, sus músculos usaban poco oxígeno y producían lactato, un compuesto que favorece la aparición de las temidas «agujetas» y la fatiga muscular. En cambio, el organismo de los niños y los atletas consumía oxígeno a través de la vía aeróbica, con menor producción de metabolitos secundarios que afectan de forma negativa el rendimiento físico.
La frecuencia cardíaca, los niveles de oxígeno y la velocidad de eliminación de lactato también se monitorizaron tras el ejercicio, a fin de evaluar la capacidad de recuperación. De nuevo, los datos de preadolescentes y deportistas fueron parecidos, y mejores, en comparación con el resto de adultos. No obstante, el ritmo de los latidos se normalizó con mayor rapidez en el caso de los infantes. Además, estos metabolizaron mejor el lactato, por lo que evitaron, en gran medida, su acumulación. Ello explicaría el porqué de su pronta recuperación después de realizar un gran esfuerzo.
Para Ratel y su equipo, su hallazgo sugiere que los músculos perderían la capacidad de producir energía de forma aeróbica con la edad. Por consiguiente, el entrenamiento específico durante la pubertad y las primeras etapas de la vida adulta podría ayudar a mantener el uso de este tipo de metabolismo y retrasar, así, la aparición de la fatiga muscular asociada al envejecimiento. Futuros experimentos determinarán si los cambios observados a nivel muscular se relacionan con el riesgo de sufrir algún tipo de enfermedad.
¿A qué edad se debe aprender inglés?
Para dominar la gramática inglesa se debería empezar con su aprendizaje antes de los 10 años o a esa edad, a más tardar.
Las personas que empiezan a aprender el inglés a la edad de 10 años como muy tarde pueden alcanzar el nivel de gramática de un nativo. A partir de los 18 años, cuesta más aprender la gramática, según indica un equipo dirigido por Joshua Hartshorne, del Instituto de Tecnología de Massachussets en la revista Cognition.
Para el estudio, los investigadores diseñaron un test en línea con el fin de evaluar el conocimiento del idioma en usuarios no nativos. La iniciativa contó con la participación de casi 670.000 personas. En la prueba también se les preguntaba, entre otros datos, sobre su procedencia, sexo, nivel de estudios y experiencia con el inglés.
«No encontramos grandes diferencias entre los sujetos que empezaron a aprender inglés desde su nacimiento hasta la edad de diez años, pero descubrimos que después esa capacidad se reduce», indica Hartshorne. Entre los 10 y los 18 años todavía se aprende con rapidez, pero no se alcanza la competencia lingüística de un nativo. Y a partir de esa edad, resulta cada vez más difícil adquirir un nivel alto en el aprendizaje de un idioma extranjero.
Diversidad de opiniones
Aunque los autores desconocen la razón de ese declive, apuntan dos posibles causas. Por un lado, la reducción de la plasticidad neuronal podría desempeñar un papel; por otro, la cultura podría influir en ello: al irse de casa de los padres, incorporarse al mercado laboral o especializarse en los estudios universitarios es probable que se tenga menos tiempo y energía para aprender idiomas.
Con todo, los expertos no se muestran de acuerdo sobre la edad límite crítica para aprender una lengua extranjera a la perfección. Algunos señalan que la etapa «ideal» termina, más o menos, al finalizar la pubertad; otros la dan por finalizada en la infancia temprana, y otros más sostienen que la ventana temporal para aprender a la perfección una lengua extranjera se extiende hasta los 20 años.
Como próximo paso, Hartshorne prevé investigar la edad límite crítica para el aprendizaje de determinadas destrezas lingüísticas, entre ellas, la pronunciación. También espera aplicar sus resultados al aprendizaje del español como lengua extranjera.
Recuperar horas de sueño durante el fin de semana reduciría la mortalidad
Quedarse en la cama hasta tarde los días festivos podría contrarrestar los efectos negativos de la falta de sueño acaecida de lunes a viernes.
Dormir poco favorece la aparición de la obesidad, perjudica la memoria e incluso aumenta la probabilidad de padecer un resfriado común. Ahora, investigadores de la Universidad de Estocolmo y el Instituto Karolinska, liderados por Rino Bellocco, han descrito que la privación crónica de sueño también incrementaría el riesgo de muerte. Sin embargo, permanecer más horas en la cama los fines de semana podría compensar este efecto negativo.
El estudio, publicado por la revista Journal of Sleep Research, recoge información sobre hábitos y estilo de vida de 38.015 personas mayores de 18 años y residentes en Suecia. La encuesta de 36 páginas se realizó en setiembre de 1997 en varios eventos organizados por la asociación sueca contra el cáncer. Durante los siguientes 13 años, Bellocco y su equipo realizaron un seguimiento de los sujetos, a fin de determinar la evolución de su estado de salud.
Según los resultados, descansar menos de 5 horas todos los días de la semana aumentó un 65 por ciento la tasa de mortalidad en individuos menores de 65 años. Períodos de reposo superiores a las 9 horas también se relacionaron con mayor peligro de muerte. En cambio, la privación de sueño de lunes a viernes combinada con largos descansos, de más de 7 horas, los fines de semana, normalizó los niveles de riesgo. Es decir, la supervivencia asociada con estos hábitos de sueño resultó parecida a la del grupo control.
De forma sorprendente, no se observó relación alguna entre la duración del sueño y la probabilidad de muerte en sujetos de la tercera edad.
La inclusión de factores como sexo, actividad física, índice de masa corporal, tabaquismo, alcoholismo, nivel educativo y consumo de fármacos en el análisis no modificó las conclusiones del trabajo.
Aunque los participantes solo fueron preguntados acerca de su patrón de sueño al inicio del estudio, hecho que podría suponer una limitación, los investigadores destacan el gran número de formularios analizados, así como el exhaustivo seguimiento realizado como fortalezas. Futuras observaciones que contemplen los hábitos de descanso a lo largo de toda la investigación intentarán confirmar el hallazgo.
Quien bebe café vive más años
Las personas que consumen café a diario, incluso si es en grandes cantidades, se mueren más tade; pero parece que ese efecto no se debe a la cafeína.
El café podría alargar la vida, incluso si se beben ocho tazas al día. También si se trata de la gama de descafeinados. Un equipo dirigido por Erikka Loftfield, de los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses (NIH), ha llegado a esta conclusión tras analizar cuatro genes implicados en el metabolismo de la cafeína, además de los hábitos de vida y de consumo de medio millón de personas adultas, todas ellas participantes del biobanco británico (Uk Biobank), un programa de investigación médica a gran escala. El trabajo se publica en Jama Internal Medicine.
Según describen los investigadores, el índice de fallecimientos probables entre los bebedores de café fue un 10 por ciento más bajo de lo esperable durante los diez años que duró el estudio, independientemente de la dotación genética, del tipo de café (instantáneo, molido o descafeinado) y del número de tazas que consumían a diario los sujetos.
Menos enfermedades cardiovasculares
Aunque investigaciones previas han sugerido que el consumo de café puede aumentar el riesgo de hipertensión e infarto de miocardio en los individuos con variantes genéticas relacionadas con un metabolismo lento de la cafeína, estos trabajos evaluaron el consumo de café después de la aparición de la enfermedad, sin comprobar antes el riesgo de mortalidad general o de cardiopatía, informan desde NIH. En la investigación actual, los bebedores de café presentaban menos probabilidades de morir de dolencias cardiovasculares o de cáncer que los no consumidores de dicha bebida.
Por otra parte, diversos estudios anteriores han demostrado que el consumo de café reduce la mortalidad. Para comprobar si esta propiedad tenía algo que ver con el metabolismo de la cafeína, Loftfield y sus colaboradores examinaron si las diferentes variantes de los cuatro genes implicados aumentaban o disminuían el efecto. Los resultados revelaron que las diferencias eran mínimas y que el efecto beneficioso se manifestaba incluso si se trataba de café descafeinado.
Estos hallazgos sugieren que la asociación inversa entre el café y la mortalidad puede atribuirse a componentes de la bebida que no contienen cafeína, concluyen los autores. Con todo, destacan que el consumo de café puede formar parte de una dieta saludable. Se necesitan más investigaciones para comprender los mecanismos que se encuentran tras este efecto.
Conversar beneficia el estado de ánimo
También las personas introvertidas se aprovechan del efecto positivo de dialogar con los demás.
Las personas que, a lo largo del día, mantienen conversaciones profundas con otros individuos son más felices que quienes hablan poco o intercambian impresiones superficiales con sus congéneres. A esta conclusión ha llegado un equipo dirigido por Matthias Mehl, de la Universidad de Arizona en Tucson, en el que han participado cerca de 500 sujetos. De manera sorprendente, la personalidad no supone un factor importante en este efecto: también las personas introvertidas se aprovechan de la charla con los demás. Los resultados se han publicado en la revista Psychological Science.
Para el estudio, los experimentadores colocaron una grabadora a cada participante, de modo que registraban las conversaciones que los sujetos mantenían a lo largo de todo el día, desde la mañana hasta la noche. Cada vez que conversaban, los probandos debían indicar cómo se sentían.
Seres sociales
Además de comprobar que las conversaciones largas y profundas aumentaban la sensación de felicidad de los probandos, los investigadores constataron que los diálogos breves y triviales, en los que los interlocutores no obtienen información sobre la otra persona, tenían un efecto neutro en relación con el bienestar de los participantes: no les hacía sentir ni mejor ni peor. Estos hallazgos contradicen un trabajo anterior del mismo equipo y con un número menor de sujetos, que reveló que las charlas superficiales favorecían un estado de ánimo negativo.
En el nuevo estudio, solo los probandos que no hablaron con nadie se mostraron descontentos. «La vida feliz es la vida social», concluye Mehl. En este sentido, incluso las conversaciones breves deben tenerse en cuenta como puerta de entrada para unas charlas más ricas y gratificantes.
Consiguen revertir los síntomas físicos del envejecimiento
En ratones, la restauración del ADN de las mitocondrias resulta en la desaparición de las arrugas, a la vez que evita la caída del pelo.
Aunque en ocasiones no agrade, el envejecimiento y los cambios físicos asociados a él resultan inevitables. Pero, ¿y si fuera posible revertir las huellas del paso del tiempo? Según Keshav K. Singh y su equipo, de la Universidad de Alabama en Birmingham, la clave se hallaría en el ADN de las mitocondrias, las centrales energéticas de las células.
El estudio, publicado por la revista Cell Death and Disease, se realizó en ratones. El genoma de los animales se modificó a fin de que la administración de un fármaco, conocido como doxiciclina, indujera la eliminación completa del ADN mitocondrial. En consecuencia, tras 4 semanas de tratamiento, los roedores mostraron pérdida de pelo, aparición de surcos en la piel, curvatura de la columna vertebral en la región torácica, así como lentitud de movimiento y letargo.
Curiosamente, algunos de estos cambios asociados al proceso natural de envejecimiento se manifestaron de distinto modo en machos y hembras. Así pues, el patrón de alopecia en ratones de sexo masculino fue disperso, mientras que en las féminas, la caída afectó zonas concretas del manto. Asimismo, ellas presentaron mayor cantidad de arrugas. Para los científicos, la función reguladora que ejercen las hormonas sexuales sobre distintos procesos mitocondriales explicaría dichas diferencias.
Sin embargo, la restitución del ADN mitocondrial revirtió los síntomas de vejez. Así, 1 mes después del cese del tratamiento con doxiciclina, los ratones recuperaron el pelaje espeso característico de los animales jóvenes, pues la función de los folículos se normalizó. Además, la inflamación de la piel se redujo, hecho que resultó en la restauración de la estructura cutánea, y por consiguiente en la desaparición de pliegues y surcos.
Singh y sus colaboradores destacan que su hallazgo evidencia la importancia de la disfunción mitocondrial en el proceso de envejecimiento, y en concreto, en la aparición de arrugas y la pérdida de pelo. Futuros experimentos evaluarán si la restauración del ADN de las mitocondrias revierte la senectud en otros órganos. Asimismo, las conclusiones del trabajo podrían ayudar a comprender el modo en que estos componentes celulares participan en el desarrollo de enfermedades humanas asociadas a la edad.
Un análisis de sangre detecta el mejor tratamiento para el cáncer de próstata
En tumores metastáticos y resistentes a los fármacos, la presencia o ausencia de una proteína predeciría la eficacia de las diferentes estrategias terapéuticas.
Una proteína, detectable mediante un simple análisis de sangre, podría ayudar a predecir la respuesta terapéutica en pacientes con cáncer de próstata metástatico. En concreto, la presencia de la molécula potenciaría la eficacia de la quimioterapia, mientras que su ausencia favorecería el tratamiento con inhibidores hormonales.
La revista JAMA Oncology publica las conclusiones del trabajo realizado por Glenn Heller y su equipo, del Centro para el Cáncer Memorial Sloan Kettering en Nueva York, en colaboración con investigadores del Colegio Universitario en Londres y la compañía de diagnóstico molecular Epic Sciencescon sede en San Diego.
En el estudio, ejecutado entre el 31 de diciembre de 2013 y el 1 de septiembre de 2016, participaron 142 hombres, de entre 60 y 80 años de edad, tratados previamente con supresores de andrógenos. Estas hormonas masculinas contribuyen al desarrollo y crecimiento de los tumores de próstata. Por consiguiente, su inhibición constituye la primera línea de tratamiento para este tipo de neoplasia. En ocasiones, sin embargo, las células cancerosas desarrollan resistencia a dichos fármacos represores y proliferan de nuevo. Ello plantea la necesidad de diseñar nuevas pautas de medicación, si bien, hasta la fecha, no existe criterio alguno a fin de seleccionar la mejor opción.
Esta necesidad médica condujo al desarrollo de un nuevo ensayo que permitiera analizar y predecir la respuesta al tratamiento de las células tumorales circulantes, responsables de la expansión del cáncer.
Según los resultados, la administración de quimioterapia dobló la esperanza de vida de aquellos pacientes cuyas células expresaban, en su núcleo, la proteína variante 7 de corte y empalme del receptor de andrógenos, AR-V7 por sus siglas en inglés. En cambio, una segunda dosis de fármacos antihormonales prolongó 7 meses la supervivencia de los enfermos AR-V7 negativos.
En un futuro, Heller y sus colaboradores evaluarán la posibilidad de realizar la prueba en etapas más tempranas del cáncer, con el objeto de diseñar estrategias terapéuticas personalizadas. Asimismo, estudiarán su aplicabilidad en otros tumores, como los de mama o pulmón.
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